sábado, 4 de octubre de 2008

CYPHOMANDRA BETACEA

El tomate de árbol, Cyphomandra betacea (Cav.) Sendt., es una planta perteneciente a la familia Solanaceae, originaria de los Andes Suramericanos y se le encuentra en forma silvestre o cultivada desde Venezuela hasta Argentina en climas templados y fríos, en altitudes de 1500 a 2600 msnm y zonas con temperaturas entre 15 y 22°C. Es un árbol pequeño que puede alcanzar 3 m de altura, de ciclo productivo corto (2 a 4 años), hojas acorazonadas grandes (10-25cm x 4-15cm), se propaga por vía sexual (semilla) o por vía asexual (estacas, acodos, injertos), requiere suelos de textura media con buen drenaje y precipitación superior a 1200 mm anual. El fruto mide de 8-12 cm de largo por 4-6 cm de ancho, de textura firme, piel lisa y brillante, de color variable desde rojo, anaranjado, morado, hasta amarillo, comúnmente de forma elipsoide a ovoide, pulpa anaranjada a roja, jugosa y de sabor agridulce. En Venezuela es un cultivo restringido a zonas de clima frío moderado y altitudes de 1000 a 2000 msnm, sembrado generalmente como complemento al cultivo principal (durazno, fresa, hortalizas) en huertos de un cuarto a media hectárea, establecidos principalmente en los estados Aragua y Miranda, y a menor escala en Mérida y Lara. Es una fruta de alto valor nutricional, buen sabor, apta para la preparación de jugos y mermeladas, con gran potencial de comercialización, producción durante todo el año, de baja inversión en insumos agrícolas y de relativo fácil manejo agronómico.
Entre las principales limitaciones del cultivo en Venezuela se destacan: deficiente manejo agronómico, alta incidencia de plagas y enfermedades, aplicación inadecuada de controles fitosanitarios, poca demanda (desconocimiento de la calidad del fruto), bajo rendimiento, escasa asistencia técnica, deficiente manejo postcosecha, etc.
En este documento se describen las enfermedades diagnosticadas durante 2002 y 2003 en huertos ubicados en las localidades de El Jarillo, municipio Guaicaipuro del estado Miranda y en Gabante, municipio Tovar, estado Aragua, en altitudes comprendidas entre 1270 y 1850 msnm.

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METODOLOGÍA
Durante los años 2002 y 2003 se realizó un reconocimiento de las enfermedades que afectan al cultivo de tomate de árbol, para lo cual se seleccionaron dos huertos en El Jarillo, estado Miranda, ubicados a 1270 y 1650 msnm, respectivamente, y uno en el Sector Gabante, estado Aragua, a 1850 msnm. En 2002 se visitaron las fincas cada 15 días durante un período de 8 meses y en 2003 cada 21 días en 7 meses, se colectaron hojas, frutos, raíces y plantas enteras con síntomas de marchitez. Posteriormente, en el laboratorio se procesaron las muestras mediante técnicas rutinarias de diagnóstico de enfermedades en plantas, entre las que cabe destacar: preselección de la muestra de campo, aislamientos de secciones de tejido sintomático en medios de cultivos, preparación de cámaras húmedas, observaciones macroscópicas de tejido enfermo, observaciones microscópicas de tejido infectado y de colonias de hongos aislados en medios de cultivos, revisión de literatura especializada en hongos patógenos de plantas y de literatura sobre enfermedades del tomate de árbol, etc.

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RESULTADOS
Se diagnosticaron principalmente enfermedades causadas por hongos, tales como: manchas foliares por Colletotrichum gloeosporioides (Penz.) Penz. & Sacc.; Alternaria sp. y Cercospora sp.; antracnosis o pudrición del fruto por C. gloeosporiodes y posiblemente por Colletotrichum acutatum Simm. , oidio o ceniza por Oidium sp. y la muerte de plantas asociada a Pythium sp. y Phytophthora sp. También se detectaron síntomas en hojas y frutos similares a los descritos en la literatura para la virosis del tomate de árbol.
Las manchas foliares causadas por Alternaria sp., Cercospora sp. y Colletotrichum gloeosporiodes (Figura 1), generalmente están presentes en una misma planta, por lo que el diagnóstico necesitó de su confirmación en el laboratorio. Las estructuras fúngicas de estos hongos se observaron al microscopio compuesto, pero con frecuencia aparecían mezcladas en los preparados microscópicos , por lo que su aislamiento puro en medios de cultivo se dificultó, especialmente en el caso de Cercospora sp. Estas enfermedades se diagnosticaron en las tres fincas seleccionadas, tienen alta incidencia y severidad durante el período de lluvia (invierno), cuando la humedad relativa es superior a 85%, y particularmente son importantes en huertos establecidos en altitudes superiores a 1650 msnm. En tales condiciones, su incidencia se evaluó hasta en 35% en plantaciones comerciales.
Fig. 1. Manchas foliares causadas por Alternaria sp.(izquierda), Cercospora sp.(centro) y Colletotrichum gloeosporiodes (derecha).
La antracnosis del fruto es la enfermedad más importante del cultivo, por su amplia distribución y por las pérdidas económicas que produce al destruir el producto a cosechar. En los frutos de cualquier edad, inicialmente se producen manchas circulares negras, hundidas, de bordes definidos, que aumentan rápidamente de tamaño y se tornan de consistencia seca , para luego cubrir casi todo el fruto y finalmente momificarse en la planta o caer al terreno. En condiciones de ambiente muy húmedo y precipitaciones continúas, se produce en el centro de la mancha una coloración rosada a salmón, que corresponde a las estructuras de reproducción del patógeno (conidios). Se estudiaron aspectos preliminares de la etiología y epidemiología de la enfermedad, determinándose que el hongo C. gloeosporiodes es frecuentemente aislado en el medio de cultivo PDA , en el cual desarrolla colonias de color gris y de color rosado a salmón en los frutos con infecciones severas. Por otra parte, la presunta nueva especie Colletotrichum acutatum, se aísla con menor frecuencia y desarrolla colonias de color blanco en PDA y sobre los frutos infectados en el campo.
Fig. 2. Antracnosis del fruto: Colletotrichum gloeosporiodes (izquierda) y C. acutatum (derecha).
La enfermedad se evaluó con incidencia de 30% y alta severidad durante el período de lluvia en plantaciones establecidas entre 1650 y 1850 msnm; mientras que la incidencia fue de 20% y la enfermedad tuvo menor severidad a 1250 msnm. Se presume que además de la lluvia, la antracnosis también es diseminada por insectos perforadores de frutos, tales como: Neoleucinodes elengantalis (Guénée) y Leptoglossus zonatus Dallas, y también por algunas larvas de lepidópteros, que facilitan la entrada del hongo y predisponen el fruto a la infección por el patogeno

http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/24321/2/articulo1.pdf